martes, diciembre 4

Musa artística

La veo pasar siempre, no sé su nombre ni a dónde va sólo sé que siempre la veo. Viste unos jeans ajustados, blusas elegantes y un peinado bastante simple, de hecho siempre lo tiene suelto pero algo tiene que se le ve con cierto estilo.

Otro día más pasa y de nuevo la veo pasar, ésta vez más a prisa; ¿se le habrá hecho tarde? Cuando desaparece de mi campo de visión un cuadro más se une a la exposición pues soy una artista que por falta de recursos da a conocer su arte en el parque central de la ciudad, muchos pasan, varios ven y elogian o critican mi trabajo mientras que otros simplemente pasan de largo.

He vendido varios cuadros pero los de aquella extraña jamás, puesto que siempre digo que sólo son muestra a diferencia de los demás. La he visto tanto que he memorizado su rostro, o al menos lo que puedo atisbar desde aquí al punto de poder dibujarla y pintarla. Me gustaría poder verla de cerca y admirar en realidad como es su rostro, los detalles que de lejos no puedo percibir.
Otro día, otro cuadro vendido y de nuevo la veo pasar. Ha cambiado sus zapatos. ¿Serán nuevos?
Decidí dibujar sus nuevos zapatos rápidamente en mi cuaderno de bocetos, de hecho, le tengo dedicado un cuaderno pues cuando la vi por primera vez me inspiro a querer dibujarla y justamente estrenaba uno…me di cuenta que todos los días pasaba por lo que le dediqué el cuaderno entero y algunas obras en grande. Ella no sabe que existo ni se imagina que alguien dibuja algo sobre ella a diario e incluso a ella en cuadros. No me molesta que no lo sepa mientras no deje de pasar por aquí todo está bien, simplemente me gusta admirarla, su cuerpo no es muy delgado como el de muchas mujeres que veo pasar, ni tampoco sobre pasa lo debido, es perfectamente proporcional a mi punto de vista. Su forma de caminar es única, jamás se encorva ni baja la mirada, al menos no cuando pasa. Pareciera que ella supiera que la estoy viendo, como si supiera que es la protagonista de una pasarela con personas al azar alrededor suyo; como si el asfalto fuera su escenario y el viento se hubiera coordinado para no revolver su cabello sino ondearlo de manera casual al pasar.

Hoy ha cambiado de bolso, es muy bonito y de marca. ¿Tendrá novio?, ¿ella se lo ha comprado? Con mi libreta y lápiz a la mano dejo instantáneamente el trabajo que hacía en el bastidor para bocetar su bolso y si es posible a ella. He logrado bocetar todo menos su rostro así que se lo he cubierto con cabello y sombras. Deprimente. Seguí con mi trabajo.
Mis cuadros son un éxito, he podido subirles el precio considerablemente y mi firma ha empezado a ganar algo de renombre en la ciudad, pronto podré poner un estudio para que me tomen más enserio, pero toda esta inspiración no viene de la nada, viene al verla, puede que pinte una ciudad y las líneas de los edificios las hago tan derechas como su cuello al caminar, tan firmes como sus pasos y detalles que únicamente un buen observador notaria, así como yo noto todo de ella, incluso si cambia de pendientes. No soy una acosadora puesto que no la sigo pero tal vez sea considerado enfermizo; para mí es sólo una mujer que ha logrado inspirarme día a día por alguna extraña razón. Enfermizo sería si la dibujara a ella únicamente. Enfermizo sería querer seguirla hasta casa. Sólo soy una artista que ha conseguido una musa involuntaria. No estoy obsesionada ni enferma sólo considero que su cuerpo y estilo son una obra de arte viviente a mis ojos.

Es extraño, hoy no ha pasado. De igual manera sigo dibujando y pintando con normalidad, no pasa nada si un día no la veo. Pero han pasado ya dos días…todo está bien, sigo vendiendo. Tercer día sin que convierta la calle en su pasarela, ¿le habrá sucedido algo? Era mejor no pensar en cosas trágicas así que deseche la idea. Cuarto día y sigue sin aparecer, tal vez debería irme olvidando de ella. Quinto día y siguió sin aparecer, aun así siempre llevaba conmigo aquel cuaderno de bocetos dedicado a ella.
Los meses comenzaron a pasar y yo me fui haciendo de una buena reputación como artista, pude abrir mi estudio y así empezar más seriamente con el negocio, poco a poco muchas casas en la ciudad tenían una marca de mi existencia, el arte es una forma de dejar algo de nosotros antes de morir y lo creo, por eso decidí ser artista.

En el estudio hay veces que la recuerdo y quisiera seguir en el parque esperando a que apareciera con mi lápiz HB y libreta en mano, tal vez desearía que para estas alturas fuera mi modelo…personal. Pinturas que sólo quedarían entre ella, yo y el bastidor.

Han ido pasando los años y sus pinturas, dibujos y bocetos lo he guardado ya hace mucho. Parece que no me equivoque al seguir el camino como artista pues hoy después de varios años yo y mis obras somos protagonistas de una exhibición de arte en el salón de fiestas de uno de los hoteles más caros en la ciudad, todo el mundo vestido de etiqueta observando mi trabajo mientras yo recibo felicitaciones, ofertas y pedidos, todo está saliendo de maravilla pero ocurrió algo que pensaba imposible, vi a aquella mujer pasearse entre el salón, los años no la han tratado mal, sigue conservando ese algo que me hizo reconocerla al instante, instintivamente quise tomar mi lápiz y el cuaderno pero no pude, en su lugar tenia vino y bocadillos; lápiz y papel podría conseguirlo yendo a mi habitación pero subir y bajar no era una opción por lo que examine cada parte de ella disimuladamente, tratando de detallar todos esos cambios que ha tenido en su ausencia ante mi vista. Increíble que haya venido a ver mis obras, ¿será fan mía? Aun me sigo haciendo preguntas sobre ella, mi musa anónima. Quise poder acercarme pero algo me decía que era mejor no hablarle, tal vez toda su magia se pierda si le hablo, su personalidad podría romper los estándares que tengo sobre ella aunque seguía tan despampanante como siempre, esta vez vestía de gala, seguía sin baja la mirada o erguirse al igual que todo el lugar pareciera combinar con ella. Todas esas imágenes las guarde en mi mente.

Al culminar la exhibición subí rápidamente las escaleras deseosa para al fin bocetarla como en los viejos tiempos, por alguna extraña razón llevaba el cuaderno de “ella”, curiosamente sólo le quedaba una hoja. Sonreí amargamente con un nudo en la garganta y comencé a bocetar cada detalle de ella que mi memoria me permitió recordar, nuevamente seguía sin poder dibujar a detalle su rostro. Suspire de resignación y con un aura agonizante comencé a pintar; tenía un caballete en la habitación así que sólo fue cuestión de posar un bastidor y comenzar. Las horas pasaban y la pintura iba tomando forma poco a poco hasta que finalmente se convirtió en uno de los contados retratos que hice de ella en pintura. Trague saliva al llegar al rostro pues a pesar de que hice su apariencia actual el rostro era joven, tal vez porque pude apreciarlo mejor o simplemente porque es una señal de que la visión que uno se crea sobre una musa no envejece. Sabía que esa sería la última vez que la vería.
Mis pinturas tomaron un estilo más maduro…como ella. Elegante como su porte y aumentaron de valor como su vestimenta. Probablemente el destino la situó una vez más en el mismo sitio que a mí para poder vislumbrarla y que mi arte evolucionara como lo ha hecho ella. Es curioso que no sepa su nombre pero sí el de su marca favorita, que no conozca su actitud pero sí su estilo de vestir, que nunca haya visualizado detalladamente su rostro pero pueda reconocerla.

Al llegar a casa rocié con fijador el bastidor de su último retrato a excepción del rostro, lo colgué dentro del closet y guarde ahí el cuaderno de bocetos sobre ella, finalmente había usado todas las hojas pero su último retrato me daba la esperanza de que algún día veré de cerca a la mujer que me inspiró a llegar a dónde estoy ahora. Cerré el closet y reí algo nostálgica, me sentía como en mis inicios, motivada por aquella extraña mujer que aleatoriamente entre miles de personas en el mundo tuvo algo que la convirtió sin su consentimiento en mi modelo y musa personal, quien me creo la extraña ideología de hasta no ver su rostro detalladamente no habría mujer con rostro más hermoso que el de ella. Tal vez en el fondo todo esto sí es un poco enfermizo.No. Sonreí. "Mi arte es el enfermizo".

Versión "mejorada": http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=89791

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