Otro día más pasa y de nuevo la veo pasar, ésta vez más a
prisa; ¿se le habrá hecho tarde? Cuando desaparece de mi campo de visión un
cuadro más se une a la exposición pues soy una artista que por falta de
recursos da a conocer su arte en el parque central de la ciudad, muchos pasan,
varios ven y elogian o critican mi trabajo mientras que otros simplemente pasan
de largo.
He vendido varios cuadros pero los de aquella extraña jamás,
puesto que siempre digo que sólo son muestra a diferencia de los demás. La he
visto tanto que he memorizado su rostro, o al menos lo que puedo atisbar desde
aquí al punto de poder dibujarla y pintarla. Me gustaría poder verla de cerca y
admirar en realidad como es su rostro, los detalles que de lejos no puedo
percibir.
Otro día, otro cuadro vendido y de nuevo la veo pasar. Ha
cambiado sus zapatos. ¿Serán nuevos?
Decidí dibujar sus nuevos zapatos rápidamente en mi cuaderno
de bocetos, de hecho, le tengo dedicado un cuaderno pues cuando la vi por
primera vez me inspiro a querer dibujarla y justamente estrenaba uno…me di
cuenta que todos los días pasaba por lo que le dediqué el cuaderno entero y algunas
obras en grande. Ella no sabe que existo ni se imagina que alguien dibuja algo
sobre ella a diario e incluso a ella en cuadros. No me molesta que no lo sepa
mientras no deje de pasar por aquí todo está bien, simplemente me gusta
admirarla, su cuerpo no es muy delgado como el de muchas mujeres que veo pasar,
ni tampoco sobre pasa lo debido, es perfectamente proporcional a mi punto de
vista. Su forma de caminar es única, jamás se encorva ni baja la mirada, al
menos no cuando pasa. Pareciera que ella supiera que la estoy viendo, como si
supiera que es la protagonista de una pasarela con personas al azar alrededor
suyo; como si el asfalto fuera su escenario y el viento se hubiera coordinado
para no revolver su cabello sino ondearlo de manera casual al pasar.
Hoy ha cambiado de bolso, es muy bonito y de marca. ¿Tendrá
novio?, ¿ella se lo ha comprado? Con mi libreta y lápiz a la mano dejo instantáneamente
el trabajo que hacía en el bastidor para bocetar su bolso y si es posible a
ella. He logrado bocetar todo menos su rostro así que se lo he cubierto con
cabello y sombras. Deprimente. Seguí con mi trabajo.
Mis cuadros son un éxito, he podido subirles el precio
considerablemente y mi firma ha empezado a ganar algo de renombre en la ciudad,
pronto podré poner un estudio para que me tomen más enserio, pero toda esta
inspiración no viene de la nada, viene al verla, puede que pinte una ciudad y las
líneas de los edificios las hago tan derechas como su cuello al caminar, tan
firmes como sus pasos y detalles que únicamente un buen observador notaria, así
como yo noto todo de ella, incluso si cambia de pendientes. No soy una
acosadora puesto que no la sigo pero tal vez sea considerado enfermizo; para mí
es sólo una mujer que ha logrado inspirarme día a día por alguna extraña razón.
Enfermizo sería si la dibujara a ella únicamente. Enfermizo sería querer
seguirla hasta casa. Sólo soy una artista que ha conseguido una musa
involuntaria. No estoy obsesionada ni enferma sólo considero que su cuerpo y
estilo son una obra de arte viviente a mis ojos.
Es extraño, hoy no ha pasado. De igual manera sigo dibujando
y pintando con normalidad, no pasa nada si un día no la veo. Pero han pasado ya
dos días…todo está bien, sigo vendiendo. Tercer día sin que convierta la calle
en su pasarela, ¿le habrá sucedido algo? Era mejor no pensar en cosas trágicas
así que deseche la idea. Cuarto día y sigue sin aparecer, tal vez debería irme
olvidando de ella. Quinto día y siguió sin aparecer, aun así siempre llevaba
conmigo aquel cuaderno de bocetos dedicado a ella.
Los meses comenzaron a pasar y yo me fui haciendo de una
buena reputación como artista, pude abrir mi estudio y así empezar más
seriamente con el negocio, poco a poco muchas casas en la ciudad tenían una
marca de mi existencia, el arte es una forma de dejar algo de nosotros antes de
morir y lo creo, por eso decidí ser artista.
En el estudio hay veces que la recuerdo y quisiera seguir en
el parque esperando a que apareciera con mi lápiz HB y libreta en mano, tal vez
desearía que para estas alturas fuera mi modelo…personal. Pinturas que sólo
quedarían entre ella, yo y el bastidor.
Han ido pasando los años y sus pinturas, dibujos y bocetos
lo he guardado ya hace mucho. Parece que no me equivoque al seguir el camino
como artista pues hoy después de varios años yo y mis obras somos protagonistas
de una exhibición de arte en el salón de fiestas de uno de los hoteles más
caros en la ciudad, todo el mundo vestido de etiqueta observando mi trabajo
mientras yo recibo felicitaciones, ofertas y pedidos, todo está saliendo de
maravilla pero ocurrió algo que pensaba imposible, vi a aquella mujer pasearse
entre el salón, los años no la han tratado mal, sigue conservando ese algo que
me hizo reconocerla al instante, instintivamente quise tomar mi lápiz y el
cuaderno pero no pude, en su lugar tenia vino y bocadillos; lápiz y
papel podría conseguirlo yendo a mi habitación pero subir y bajar no era una
opción por lo que examine cada parte de ella disimuladamente, tratando de
detallar todos esos cambios que ha tenido en su ausencia ante mi vista.
Increíble que haya venido a ver mis obras, ¿será fan mía? Aun me sigo haciendo
preguntas sobre ella, mi musa anónima. Quise poder acercarme pero algo me decía
que era mejor no hablarle, tal vez toda su magia se pierda si le hablo, su
personalidad podría romper los estándares que tengo sobre ella aunque seguía
tan despampanante como siempre, esta vez vestía de gala, seguía sin baja la
mirada o erguirse al igual que todo el lugar pareciera combinar con ella. Todas
esas imágenes las guarde en mi mente.
Al culminar la exhibición subí rápidamente las escaleras
deseosa para al fin bocetarla como en los viejos tiempos, por alguna extraña
razón llevaba el cuaderno de “ella”, curiosamente sólo le quedaba una hoja.
Sonreí amargamente con un nudo en la garganta y comencé a bocetar cada detalle
de ella que mi memoria me permitió recordar, nuevamente seguía sin poder
dibujar a detalle su rostro. Suspire de resignación y con un aura agonizante
comencé a pintar; tenía un caballete en la habitación así que sólo fue cuestión
de posar un bastidor y comenzar. Las horas pasaban y la pintura iba tomando
forma poco a poco hasta que finalmente se convirtió en uno de los contados
retratos que hice de ella en pintura. Trague saliva al llegar al rostro pues a
pesar de que hice su apariencia actual el rostro era joven, tal vez porque pude
apreciarlo mejor o simplemente porque es una señal de que la visión que uno se
crea sobre una musa no envejece. Sabía que esa sería la última vez que la
vería.
Mis pinturas tomaron un estilo más maduro…como ella.
Elegante como su porte y aumentaron de valor como su vestimenta. Probablemente
el destino la situó una vez más en el mismo sitio que a mí para poder
vislumbrarla y que mi arte evolucionara como lo ha hecho ella. Es curioso que
no sepa su nombre pero sí el de su marca favorita, que no conozca su actitud
pero sí su estilo de vestir, que nunca haya visualizado detalladamente su
rostro pero pueda reconocerla.
Al llegar a casa rocié con fijador el bastidor de su último
retrato a excepción del rostro, lo colgué dentro del closet y guarde ahí el
cuaderno de bocetos sobre ella, finalmente había usado todas las hojas pero su
último retrato me daba la esperanza de que algún día veré de cerca a la mujer
que me inspiró a llegar a dónde estoy ahora. Cerré el closet y reí algo
nostálgica, me sentía como en mis inicios, motivada por aquella extraña mujer
que aleatoriamente entre miles de personas en el mundo tuvo algo que la
convirtió sin su consentimiento en mi modelo y musa personal, quien me creo la
extraña ideología de hasta no ver su rostro detalladamente no habría mujer con
rostro más hermoso que el de ella. Tal vez en el fondo todo esto sí es un poco
enfermizo.No. Sonreí. "Mi arte es el enfermizo".
Versión "mejorada": http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=89791
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