jueves, diciembre 16

Capitulo 3 (FINAL) de : Buenas Noches~♥

-Tina, tina- todo lo que decía, jalando de su brazo hacia el baño

-Ya no tengo tantas fuerzas para seguir…- percibió enseguida que mi última intención era bañarme

-Pero solo nos bañaremos, anda- le di una gran sonrisa, esperando convencerla

-Tu sonrisa de “vamos a seguirlo haciendo” no me convence, pero me hace falta enjugarme un poco- sonrojada abrí la puerta del baño

-Sigo sin ver dónde está la tina- dije cruzada de brazos

-Doña distraída, si vez todo el baño, es demasiado grande y aparte… ¿nunca notaste esta puerta?- deslizas una puerta corrediza dejando al descubierto la tina

-No me digas doña…- quejándome entre gruñidos pero no pude creer el no haber notado esa puerta, creo que había pensando que era pared o algo por el estilo, rápidamente me dirigí a la tina para llenarla

-¿No tenemos algo para hacer espuma o cosas así?- buscando feliz entre las miles de botellitas que estaban ahí

-No sé pero si quieres te ayudo a buscar- empezaste a leer las etiquetas de cada botella junto conmigo hasta que encontramos la que hace espuma

-¡La halle!- Agitando el pequeño bote y cerrando la llave del agua

-Déjame ver como se usa- dijiste extendiendo tu mano

-¿Qué no solo se vacía dentro y ya?-

-Tú solo dámelo…- le doy el botecito y me meto enseguida a la tina, me sentía en el paraíso, me acomode y cerré mis ojos con una sonrisa en el rostro cuando siento que ella también se mete

-Bien, si no vi mal, esta cosa sacara burbujas entre más se mueva el agua- también acomodándote, no pude evitar echarte agua, empecé a salpicar en la tina y a echarte más agua, era muy divertido pero creo que tú no te divertías…

Deje de salpicar y fue cuando tu empezaste, salpicándome de igual manera. Nos llevamos unos 15 minutos jugando en el agua para entonces ya había sacado espuma.

-Qué bonito se ve…- digo jugando con la espuma, parece que hacías lo mismo ¿Qué podía pedir? A pesar de todo aun eras una niña, una niña que debía proteger hasta el último instante de mi vida, te trataba como alguien de mi edad pero cuando se podía te veía como mi niña, me enternecía verte jugar con la espuma, parece que ni tú sabias que teníamos ese bote para hacer espuma.

-Vez que fue buena idea-

-Solo esta vez tienes razón- esbozando una gran sonrisa, no me hagas verte como a mi hija, aparte de hacerme sentir vieja me hacía sentir pecadora por lo de hace unos momentos.

Sin previo aviso la sentí rodear mi cuello y empezó a verme

-Y… ¿el jabón?-

-¿No que te habías bañado antes acá?- rodeo su cintura con uno de mis brazos y con el otro acaricio su rostro

-Pero había metido el jabón del otro baño…-

-Eso explica porque “desaparecía” cada que quería bañarme, pero déjame ver- de mi lado tenía todo lo relacionado a higiene y del tuyo estaba el mantenimiento y limpieza de la tina, al parecer vinieron incluidos. Me voltee y empecé a buscar algo que sirviera igual que un jabón, no encontraba nada, solo jabón liquido y yo quería de otro tipo.

-Solo hay liquido- digo mientras te lo enseño, era un bote algo pequeño pero lo suficiente para unos cuantos días, lo tomaste y empezaste a enjabonar tu cuerpo, por mi parte me daba pereza el solo verte hacerlo.

-¿No que querías bañarte?-

-No me gusta el jabón líquido- excusando mi flojera de enjabonar mi cuerpo

-No iré por el otro jabón, así que usa este- no hubo respuesta positiva, decidiste pegarte y frotar tu cuerpo contra el mío

-Bueno…ahora ya tienes algo de jabón- empezaste a reír, observando que empecé a expandirlo por todo mi cuerpo.

Mi mente se relajo, jugué contigo en la tina y una que otra caricia se daba de momento. Ya no tenía intenciones de algo más, por lo menos no acá y en estos momentos.

Salimos de la tina, cubiertas únicamente por las toallas nos dirigimos a la cama sin siquiera ver que ropa nos pondríamos. Abrazadas en la cama sin decir nada, parecía que ese era el final de la noche, mejor dicho madrugada…

-¿Ya no quieres hacer nada más?- preguntas viendo a mis ojos

-Pensaba que estabas cansada- acomodo tu fleco para poder ver mejor aquel bello rostro

-Pero si deseas algo más, sacare fuerzas para aquello- desviando tu mirada y sonrojándote

-Acaso es que ¿quieres más?- picando tu rostro con un dedo

-¡N-nada de eso!- Parece que la hora está afectando a mi pequeña, pero ella solo se me queda viendo, una mirada adormilada parecía ser aquella. Decidí darte el beso de buenas noches y entre en cuenta que seguíamos en toalla, nos levantamos y todo lo que nos pusimos fue una sport y unas pantis; de todas formas solo nosotras estábamos en esa casa.

-¿Qué hora es?- preguntaste entre bostezos

-Las…6 de la mañana-

-Aprovecha las vacaciones por que cuando entre a la escuela, no vuelvo a jugar contigo de noche- dices abrazándote a mí y recostando tu cabeza en mí pecho.

-Aun quedan los fines de semana~- digo cerrando los ojos

-Tal vez, si es que no invito a una amiga y…- como tenía mi brazo rodeando tu cadera, decido pellizcarte.

-Era broma- ya no te quedaban fuerzas para mantener ni una broma tan simple como esa, empecé a acariciar tu cabello hasta que cayeras profundamente dormida, verte dormir me tranquilizaba y también me daba más sueño. Entrelace mi mano con la que tenias libre, te di un beso en la frente para después caer en un profundo sueño. Mi último susurro hacia ti fue: “Buenas noches…mi pequeña”

Ambas chicas estaban rendidas, el sol estaba saliendo pero ellas apenas estaban empezando a dormir. Quién diría que en este mundo existiría una pareja así, a veces les preguntan cómo es posible que se conozcan si cuando se conocieron ella iba en sexto de primaria y la otra en tercero de secundaria. Nadie pregunta el cómo es posible que la de primaria acorralara a la de secundaria en un baño.

Esa es otra historia, por ahora lo único que les importa a Hitomi & Haruka es mantenerse juntas y no permitir que nada ni nadie las separe.

Capitulo 2 de : Buenas Noches~♥

Aún estaba sentada en la cama, viendo como ella se levantaba apoyándose sobre sus rodillas y se acomodaba el sujetador. Me veía de una manera poco usual con un leve rubor en sus mejillas, esa mirada era la que hacia latir mi corazón.

-Prepárate para tu castigo- sentenció con las manos en la cintura. Una gota de sudor cayó por mi sien.

-¿No dirás nada? Mi pequeña minina- seguí en silencio. Por más que hubiera querido, no podía articular palabra alguna que pudiera usar en mi contra.

-Estar callada no va contigo, pero… no te preocupes, yo haré que de esos finos labios que posees, mi linda minina, salgan sonidos placenteros- aun seguía observándola, entrecerré mis ojos y le saque la lengua como una niña pequeña insinuando un “a ver si puedes”. Ella también la saco… no fue para responder, si no para relamer sus labios y limpiar el hilo de sangre que tenía. Me veía como su presa y eso parecía ser.


Se acercaba de una forma muy sensual, era increíble que con esa corta edad pudiera inspirar tanta sensualidad en escasos movimientos. Yo hacía todo lo posible por disimular el querer poseerla de nuevo, o… ¿el que me poseyera una vez más?.


Llegó a la altura de mi pecho, alzó la mirada y lamió desde donde se había quedado cuando desabrochó mi blusa, hasta mi cuello. Luego se detuvo y entre besos llegó desde el cuello a mis labios. Correspondí como era debido; esto no se trataba de que demostrara no querer sus caricias, si no el demostrar ser fuerte cuando decida parar: no tenía que pedir más…


La abracé y la tiré a la cama conmigo. Hasta entonces todo iba bien, hasta que se separó lentamente, quedando a unos escasos centímetros de mi rostro. Sus manos se dirigieron hacia mi blusa y se inclinó a propósito. No podía evitar el estar viendo sus pechos, aunque en vez de seguir mirando, acaricié su cabello.

-Tan sedoso como siempre…-

-Eso no viene al caso- dijo quitándome la blusa.

-No importa, sabes que siempre me ha encantado tu cabello…- lo acaricié de nuevo pero esta vez la pegué junto a mí, abracé su cabeza y acaricié un poco mas su cabello.

-D-déjame- besando entre mi pecho y mi cuello, se sujetó bajando hacia mis pechos.

-¿Cómo puedes tenerlos de este tamaño?- un tono de envidia parecía aquel que oí.

-¡Yo no los pedí así!, hasta sabes que no me gustan, quisiera tenerlos más pequeños…-

-Están así porque de este tamaño me gustan…perfectas para jugar a gusto- una risa traviesa fue lo que vi antes de que empezara a besar uno de ellos. Sus manos fueron directo al broche del sujetador, haciendo que este cayera en cuanto lo separó.


Creo que cuando dijo “jugar a gusto” era porque en serio iba a jugar. Estaba picando con su dedo, como si yo fuera un peluche.


-No hagas eso-

-¡Si quiero pico!- un silencio incómodo reinó por algunos segundos –o… si quiero te mimo-contuve una pequeña risa al oír eso. Empecé a acariciar su espalda mientras ella comenzó a lamer mis senos. Aferraba mis manos a su espalda, tratando de no lastimarla, pero realmente no sabía si lo hacía o no. Yo daba leves gemidos, trataba de no sacarlos pero salían contra mi voluntad, no era capaz de lastimarme como lo había hecho ella para contenerlos.

Cuando menos me di cuenta, tenía una mano aferrada entre sus cabellos y la otra seguía en su espalda. Prosiguió un poco salvaje, mordiendo y besando. Algunas mordidas me dolían, pero era un dolor placentero, ¿o acaso era masoquismo?, no conocía ese lado de mi misma pero ella tampoco había sido así conmigo.


Empezó a recorrer lentamente mi estómago con su lengua, iba hacia abajo, tenía un poco arqueada la espalda. Era sensible a ese tipo de caricias.

-N-no harás lo que yo creo… ¿verdad?- Pregunté un tanto alarmada, solo aceptaba sus manos en esa zona, no me hacía a la idea de que lo hiciera de otra forma.

-¿Tienes miedo?- decía, ya desabotonando mi pantalón. No recibió respuesta alguna hasta que bajó un poco el pantalón.

-Yo… eh… nunca habíamos llegado t-an lejos…- más nerviosa que hacía unos segundos.

-Algún día tenía que llegar este día…- me respondió besando por encima de la ropa interior. Sentí como el rostro me hervía y mi cuerpo se calentaba más de lo que estaba. Se deshizo de toda prenda “inútil” que en aquel momento impidiera cumplir su objetivo, acarició una de mis piernas, arañando un poco al final y prosiguió normalmente penetrándome con sus dedos. Tapaba mi rostro con mis manos, no quería verla, no quería que me viera, mas prosiguió de igual manera.


-Valla, estas más mojadas de lo que imagine- retirando sus dedos de mi entrepierna.

-Tu sabor es… peculiar- entré en la cuenta de que había lamido sus dedos… ¿se mentalizaba para el siguiente sabor?...

-No lo hagas…- mi voz se entrecortó, mis nervios se habían convertido en angustia; y sin respuesta prosiguió a lamer como si mi parte íntima fuera un dulce. Tenía mis ojos cerrados con fuerza y mi boca temblaba, esta nueva sensación era apenas una probada de lo que seguiría. Dejé de tapar mi rostro y aferré mis manos a las sábanas. Mordía levemente mi labio inferior tratando de ahogar mis jadeos y gemidos. Aumentó el nivel penetrando con su lengua, y una lágrima perdida cayó por mi mejilla. Quería detenerla, darle una pausa a este acto tan placentero, mas nuevas sensaciones me invadieron. Estaba a punto de pedirle que se detuviera cuando empezó a usar su mano también.


¿Quién te había enseñado todo eso, pequeña lujuriosa? ¿Cómo es que esas caricias no eran torpes?


Imposibles mis intentos por detenerla, estaba en el borde del éxtasis, no pude contenerme más, gemidos y jadeos salían de mis labios, sentí un poco de saliva caer por mi boca. ¿Tanto lo estaba disfrutando? Callada y atenta a lo que hacía, por un momento pensé en olvidarme de todo y suplicarle por más, que no se detuviera, pero tal vez cuando acabe termine satisfecha y aunque sea habré logrado el no pedirle por más; sentía que llegaba al final, estaba a punto de acabar… ¿EN TU ROSTRO? “¡No por favor, todo menos eso, quita tu rostro!” …Pero mis manos no respondían, seguían aferradas a las sábanas y mi boca no emitía más que balbuceos inútiles que eran seguidos de gemidos, mi respiración agitada fue lo último que distinguí antes de llegar al orgasmo, como pude levante la mirada hacia donde ella estaba y efectivamente pasó lo que no quería.


-Lo…lo…¡lo siento!, n-no quería…yo…este…- no sabía dónde meterme.

-Mujer sucia, lo disfrutaste hasta el último instante, se supone que era un castigo- decía limpiando su rostro mientras yo me dejé caer de nuevo a la cama, pues trataba de calmar mi cuerpo.


-¿Dónde es que has aprendido a hacer eso?-


-En ninguna parte…- respondió un poco furiosa. Me levanté y la abracé, susurrándole al oído “Eres maravillosa, yo soy tu minina y tú mi pequeña gatita”. Sentía el latir de tu corazón acelerarse, estábamos completamente pegadas la una a la otra.


-Mh…se supone que ese paso lo debiste haber dado tú primero…¡no pareciera que tienes 16, mujer!-

-Ni tu pareciera que tienes 12- nos vimos con los ojos entre cerrados y al final un beso calmó la situación. Era perfecta para mí, no me importaba si “me castigaba” o se enojaba cuando yo la hacia mía, esa era la magia de nuestra relación.


-Creo que deberíamos estrenar la tina- dije entusiasmada.

-Yo ya me bañe unas dos veces en ella…-

-¡Malvada!, ahora de castigo te bañas conmigo- Sí, efectivamente, una excusa más para seguir en acción esta noche. Entonces comprobé que faltaba un poco más para mi límite.


Deseaba tanto que esa noche nunca acabara…

Capitulo 1 de : Buenas Noches~♥

Era aproximadamente un poco más de la medianoche, en una habitación iluminada tan sólo por una pequeña lámpara de mesa. Dos chicas en medio de la habitación, platicando…

-Detesto la ducha…- dije ladeando mi cabeza.

-Entonces ¿Qué tal la tina?- sugirió quien estaba frente a mí.

-¿Desde cuándo tenemos tina?- Mi expresión lo decía todo: no conocía del todo el baño, aunque no era de extrañarse, admito que soy algo distraída y no tenía mucho que empezábamos a vivir juntas.

-…Bañémonos juntas en la tina, ¿quieres?- dijo en tono sugestivo, alzando una ceja y con una sonrisa de lado, provocando que me sonrojara de golpe, pues el solo pensarlo me hacía hervir más la sangre.

-B-bueno, está bi-en- le respondí, tartamudeando un poco. Mi corazón latía con demasiada intensidad y decidí calmarme dando un comentario –Esa propuesta suena a…hermandad- solo noté el silencio y decidí añadir algo más -Las hermanas se bañan juntas y…hacen de todo menos bañarse- acoté riendo al final.

-Pero…nosotras no somos hermanas, somos pareja- un leve sonrojo apareció en sus mejillas, no lo noté demasiado, sabía disimularlo bien.

-Lo sé, solo decía amor mío- digo abrazándola, mi abrazo es correspondido junto con un “Ah, bueno, me quedo más tranquila”, pero la paz no duró demasiado, sentí un leve pellizco en mi cuello, no dolió pero no deja de ser un pellizco.

–No hagas esas bromitas de nuevo Hitomi-

-Ha-haru- Fue todo lo que alcancé a decir, mientras colocaba mi mano en donde me había pellizcado.


Éramos una pareja algo… ¿dispareja?. Demasiado diferentes la una de la otra que era difícil asimilar el que nos lleváramos tan bien; y aún más difícil que fueramos pareja, pero con nuestras diferencias, virtudes y defectos, nos amábamos.

Me había olvidado del asunto sobre el baño y parecía que entre Haruka y yo manteníamos una pelea de miradas, la situación llegaba a aparentar que la que se dejara de ver, perdía.


No soporté mucho estar en silencio y simplemente viéndonos, y decidí acercarme y besarla. Sentí como acarició mi cabello. De nuevo nos veíamos a los ojos, esta vez mirándonos más tiernamente. Las miradas se acababan, cuando sentí un beso un tanto tierno en mis labios. Acaricié sus hombros y brazos, llegando a sus manos.


-¿Te había dicho alguna vez que eres tan linda?- de la nada un brillo apareció en mis ojos al decirlo, tal vez era por el entusiasmo que puse al hacerlo. No recibí respuesta, sólo siento como jugó un poco con mis dedos para después entrelazar sus manos con las mías, haciéndome sonreír y poner un poco mi cabeza de lado a tal reacción, nunca había durado tanto un momento así entre nosotras. Mis pensamientos fueron interrumpidos por un abrazo, o más bien, porque ella reodeó mi cuello acariciando mi nuca junto a una leve sonrisa.

-Sabes…-dije haciendo una pausa rápida para luego seguir –No quiero estar parada, vayamos a la cama- todo este tiempo estuvimos en medio de la habitación, supuestamente porque decidiríamos quién entraría primero a la ducha o, en el reciente caso, si nos meteríamos juntas a la tina que no sabía que existía en el baño –Ok-, oí su respuesta mientras iba hacia la cama para luego sentarse. Yo la seguí, e hice lo mismo. Sentada en la cama junto a ella, empecé a mover mis pies como su estuviera salpicando agua en la orilla de una piscina -¿Qué haremos esta noche?- por mi parte, tenía demasiadas ideas sobre qué hacer esa noche…

–No tengo ninguna especie de “plan”… ¿Qué quieres hacer tú?-

-Por ahora… sólo verte, pues tampoco tengo nada en mente- recosté mi cabeza en su hombro, sin dejar de observarla. Ella sonrió mostrando sus dientes, luego me tomó de la cintura y me jaló despacio hacia atrás, haciendo que ambas quedemos recostadas en la misma posición en la que estábamos cuando nos encontrábamos sentadas, pero luego ella se colocó sobre mí, mirándome a los ojos, me abrazó y quedó abrazada encima mío. No pude evitar sonreír y susurrarle muy cerca del oído –Entonces… ¿jugaremos esta noche?- reí levemente al final de la orasión al igual que ella al oírla, pero, esbozando una sonrisa traviesa, por su parte respondió: -¿Quieres jugar? No me contendré- volvió a reír, esta vez menos levemente.

-Esa es mi chica- No fue ni un “si” ni un “no”, mi respuesta fue besarte en la mejilla, muy cerca de tus labios y rozándolos.

–Desde esta vista te ves hermosa-

-Lo tomare como un sí…- comenzó a lamer mi oreja, y mordió sin causar demasiado daño, mientras acariciaba mi mejilla. Por mi lado, me dejé. No tenía intención alguna de detenerla. Hoy pasaba algo raro, no sabía mi límite y mucho menos el de mi pareja. Sentí su mirada en mí por unos momentos y las yemas de sus dedos pasaron por mis labios, y distinguí dibujarse una sonrisa en sus labios antes de darme un beso, un beso que se podría considerar un poco apasionado. Me limité a cerrar los ojos y corresponderle. Instintivamente una de mis manos se posó sobre su cadera, dudando si bajar o no. La incertidumbre no duró mucho, y decidí bajar lentamente mi mano, algo nerviosa. Pareciera que recibí “respuesta” al sentir una de sus manos ir por debajo de mi blusa, acariciando mi estómago. Yo por mi parte, no pude evitar bajar un poco el short que traía, era corto pero no lo suficiente para mí, me gustaba más sentir su piel al desnudo a sentirla entre la fina tela. Cuando menos me di cuenta la mano con la que acariciaba mi estómago estaba ahora desabrochando los botones de mi blusa. Era un movimiento algo lento, pero lo suficiente para hacer deseable el momento. Aunque no podía ver muy bien su rosto, pues lo tapaba su cabellera larga y lacia color castaño oscuro. Decidí guardar mis ansias de verlo.

Acariciaba su espalda con la mano que tenía libre: iba de arriba abajo, mientras que la otra mano la mantuve inmóvil. Esperaba el momento para actuar, pero aún seguía jugando con su espalda, hasta que ella llegó al antepenúltimo botón, antes de dejar un poco al descubierto mis pechos. Era hora de poner en acción aquella mano inmóvil.


Quitando la mano de su espalda, pasé un dedo que fue desde su barbilla hacia el final de su cuello, dejándola inmóvil por unos momentos. Ese momento fue el indicado para adentrarme dentro de su ropa interior. Aún estaba tocando sus glúteos. Decidió acercarse a mí y antes de que pudiera susurrar alguna palabra decidí pasar mi mano hacia su entrepierna. No fue suficiente para doblegar su determinación a lo que iba a susurrar.

-Te…- no sé si fue por maldad o por diversión, tal vez simplemente porque me encanta oír a mi pequeña en apuros, ya que mayormente era yo la que parecía la menor entre nosotras dos; empecé a acariciar su entrepierna. Con un poco de dificultad, pudo completar su susurro: -…amo-, -también te amo mi pequeña- a pesar de todo, ella es fuerte, y logró decirlo sin quejas, mas quería ser yo la que dominara en ella esta noche, basta de dejarle hacer el papel de la mayor. Lentamente penetré un dedo en su sexo, procurando no hacerle daño al hacerlo, pues ante todo tenía que cuidarla.


-hgm…- es un muy leve sonido el que escuché provenir de ella, ¿acaso un gemido?, para comprobar seguí mi labor estimulando un poco más, esta vez con otro dedo. No recibí respuesta alguna de su parte, ¿me estaba retando a hacerle sentir más placer? La conocía más que a nadie, no le gustaba mostrarse débil ni a la primera ni a la última, pero sé que ante mi tendría que pasar. Un tercer dedo acompañó mi labor de penetrar de adentro hacia afuera, cada vez intensificando más y más. No conseguí oír algo de ella, pero no podía controlar su cuerpo a las reacciones que pudiera tener por esas caricias; lo comprobé cuando cayó sobre mi cuerpo. Temblaba un poco.


-¿Cómo puedes negarte tanto a algo que te gusta?- pregunté bajando el ritmo de las caricias para que pudiera contestar.

-Te equivocas…-

-¿Ah, sí? Entonces ¿voluntariamente decidiste caer repentinamente sobre mí?- solo un gruñido salió de tus labios. Terminó la corta conversación. Como era de esperarse, se negó, y yo solamente retomé, pero al doble. Esta vez ya no pudo contenerse más, un quejido se produjo entre sus labios, desvié mi mirada hacia la derecha, donde tenia su cabeza. Se estaba mordiendo el labio inferior, tan fuerte que un hilo de sangre había empezado a caer.


-Solo demuestra que te gusta-

-Que…no- entre jadeos pudo contestar.

-Bien…si con estas estamos- Mi mano libre volvió a su espalda. Esta vez no divagué y fui directamente al broche de su sujetador; no podía alcanzar sus pechos en la posición en la que estaba, a menos que se moviera más frente a mí, mas no esperaba pedírselo, esperaba que lo hiciera voluntariamente, así que aproveché lo que tenía más cerca: su cuello. Lamía una y otra vez de forma provocativa, dando leves mordiditas sin hacerle daño. Su resistencia estaba acabándose de poco a poco: ya podía oír sus jadeos. Cuando sentía que estaba a punto de llegar al clímax, sostuvo mi blusa fuertemente mientras sacó fuerzas de donde pudo para susurrar: “Basta…me encanta, sigue…”. Me conocía bien, si no lo admitía, era capaz de dejarle con las ganas. Aumenté la velocidad de mi mano para hacerle acabar. Algo electrificó su cuerpo que le hizo mover la rodilla que tenía entre mis piernas. Solo me sonrojé y esperé el final… cuando oí un sonoro gemido de su parte. Había acabado, dejó caer completamente su cuerpo contra el mío.

-Sabía que no soportarías por siempre-

-No me lo reproches…- su rostro estaba hundido en mi pecho, saqué mi mano, pero antes de poder sostener la sábana para secarla, fuertemente la sostuvo ella por la muñeca, alzó la cabeza y se sentó en la cama. Yo hice lo mismo, pero aún tenía mi mano.


-Has sido una chica mala…- me dijo desviando su mirada hacia mi mano, y yo solo veía como aún seguía temblando levemente. Su short estaba mojado al igual que su ropa interior.

-¡ja! ¿Qué harás? ¿Castigarme?- un tono algo burlón fue aquel que usé.

-Efectivamente- sentenció, y de pronto empezó a lamer mis dedos. Me excitaba verla haciendo eso; eran sus propios fluidos, mas aún así me exitaba, mi entrepierna empezaba a sentirse caliente… pero no iba a pedir que me tocara… no esta vez, que había llegado tan lejos.

-Sentir tu propio sabor ¿es tu manera de castigarme?- tratando de disimular que me encantaba lo que hacía.

-Tomando en cuenta de quién es la mano…sí- una mueca fue la que respondió por mí.


-Bien, la hora de que los pequeños entren en acción ha llegado- dijo quitándose la blusa junto con el short, quedando sólo en ropa interior, aunque su sujetador estaba medio desabrochado, en cualquier momento podía caerse. Tragué saliva y recordé sus palabras… “No me contendré”.


El corazón empezó a latirme rápidamente, como si temiera de algo. Temo, no a que me toque, si no a que lo haga de una manera que lo disfrute tanto que termine pidiendo por más… aún más, después del clímax. Era capaz de lograrlo, pero yo no sabía si era capaz de contenerme tanto como lo hizo ella. No podía pensar en nada más que no fuera…


…“¿Qué piensas hacerme, Haruka?”.

Buenas Noches~♥

Titulo: Buenas Noches~♥ 
Genero: Romántico, Yuri. 
Advertencias: Lime. (Contenido sexual poco explicito)
Finalizado: Sí.

Reseña:

Una pareja muy diferente una de la otra, aparte de la diferencia de edades. La seria, no muy expresiva, es la menor que pareciera ser la mayor, la hiperactiva, expresiva y demás es la mayor y pareciera ser la menor.
Hace poco que disidieron vivir juntas y en una noche cualquiera la mayor decide cambiar los roles por una noche, ¿lo lograra?

Lista de capitulos:


Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3

miércoles, septiembre 15

Una cena con sabor a venganza

Reseña:

Parecía un palacio de en sueño, exquisita comida de a montones, se podría decir que servían casi mis platillos favoritos solo me preguntaba el por que de cierta vestimenta de algunos invitados y el anfitrión, ese hombre, no permitía ver su rostro al parecer esperaba algo antes de mostrarlo…

No creo que haya sido coincidencia el que haya venido a este lugar, tal vez las demás personas si pero sentía que conmigo él tenia algo especial, nada bueno diría yo, solo presentía su mirada la cual se posaba frecuentemente en la mesa donde estaba mi madre y de vez en cuando donde estaba yo.

Ese hombre trama algo y yo descubriré que es.


Personajes:


Protagonista: Dahlia Herzog Lucis

Co-protagonista: Victoria Lucis de Herzog

Personaje secundario: Sebastián Herzog Lucis


Antagonista: Valentine Narcissus Ciel