-Tina, tina- todo lo que decía, jalando de su brazo hacia el baño
-Ya no tengo tantas fuerzas para seguir…- percibió enseguida que mi última intención era bañarme
-Pero solo nos bañaremos, anda- le di una gran sonrisa, esperando convencerla
-Tu sonrisa de “vamos a seguirlo haciendo” no me convence, pero me hace falta enjugarme un poco- sonrojada abrí la puerta del baño
-Sigo sin ver dónde está la tina- dije cruzada de brazos
-Doña distraída, si vez todo el baño, es demasiado grande y aparte… ¿nunca notaste esta puerta?- deslizas una puerta corrediza dejando al descubierto la tina
-No me digas doña…- quejándome entre gruñidos pero no pude creer el no haber notado esa puerta, creo que había pensando que era pared o algo por el estilo, rápidamente me dirigí a la tina para llenarla
-¿No tenemos algo para hacer espuma o cosas así?- buscando feliz entre las miles de botellitas que estaban ahí
-No sé pero si quieres te ayudo a buscar- empezaste a leer las etiquetas de cada botella junto conmigo hasta que encontramos la que hace espuma
-¡La halle!- Agitando el pequeño bote y cerrando la llave del agua
-Déjame ver como se usa- dijiste extendiendo tu mano
-¿Qué no solo se vacía dentro y ya?-
-Tú solo dámelo…- le doy el botecito y me meto enseguida a la tina, me sentía en el paraíso, me acomode y cerré mis ojos con una sonrisa en el rostro cuando siento que ella también se mete
-Bien, si no vi mal, esta cosa sacara burbujas entre más se mueva el agua- también acomodándote, no pude evitar echarte agua, empecé a salpicar en la tina y a echarte más agua, era muy divertido pero creo que tú no te divertías…
Deje de salpicar y fue cuando tu empezaste, salpicándome de igual manera. Nos llevamos unos 15 minutos jugando en el agua para entonces ya había sacado espuma.
-Qué bonito se ve…- digo jugando con la espuma, parece que hacías lo mismo ¿Qué podía pedir? A pesar de todo aun eras una niña, una niña que debía proteger hasta el último instante de mi vida, te trataba como alguien de mi edad pero cuando se podía te veía como mi niña, me enternecía verte jugar con la espuma, parece que ni tú sabias que teníamos ese bote para hacer espuma.
-Vez que fue buena idea-
-Solo esta vez tienes razón- esbozando una gran sonrisa, no me hagas verte como a mi hija, aparte de hacerme sentir vieja me hacía sentir pecadora por lo de hace unos momentos.
Sin previo aviso la sentí rodear mi cuello y empezó a verme
-Y… ¿el jabón?-
-¿No que te habías bañado antes acá?- rodeo su cintura con uno de mis brazos y con el otro acaricio su rostro
-Pero había metido el jabón del otro baño…-
-Eso explica porque “desaparecía” cada que quería bañarme, pero déjame ver- de mi lado tenía todo lo relacionado a higiene y del tuyo estaba el mantenimiento y limpieza de la tina, al parecer vinieron incluidos. Me voltee y empecé a buscar algo que sirviera igual que un jabón, no encontraba nada, solo jabón liquido y yo quería de otro tipo.
-Solo hay liquido- digo mientras te lo enseño, era un bote algo pequeño pero lo suficiente para unos cuantos días, lo tomaste y empezaste a enjabonar tu cuerpo, por mi parte me daba pereza el solo verte hacerlo.
-¿No que querías bañarte?-
-No me gusta el jabón líquido- excusando mi flojera de enjabonar mi cuerpo
-No iré por el otro jabón, así que usa este- no hubo respuesta positiva, decidiste pegarte y frotar tu cuerpo contra el mío
-Bueno…ahora ya tienes algo de jabón- empezaste a reír, observando que empecé a expandirlo por todo mi cuerpo.
Mi mente se relajo, jugué contigo en la tina y una que otra caricia se daba de momento. Ya no tenía intenciones de algo más, por lo menos no acá y en estos momentos.
Salimos de la tina, cubiertas únicamente por las toallas nos dirigimos a la cama sin siquiera ver que ropa nos pondríamos. Abrazadas en la cama sin decir nada, parecía que ese era el final de la noche, mejor dicho madrugada…
-¿Ya no quieres hacer nada más?- preguntas viendo a mis ojos
-Pensaba que estabas cansada- acomodo tu fleco para poder ver mejor aquel bello rostro
-Pero si deseas algo más, sacare fuerzas para aquello- desviando tu mirada y sonrojándote
-Acaso es que ¿quieres más?- picando tu rostro con un dedo
-¡N-nada de eso!- Parece que la hora está afectando a mi pequeña, pero ella solo se me queda viendo, una mirada adormilada parecía ser aquella. Decidí darte el beso de buenas noches y entre en cuenta que seguíamos en toalla, nos levantamos y todo lo que nos pusimos fue una sport y unas pantis; de todas formas solo nosotras estábamos en esa casa.
-¿Qué hora es?- preguntaste entre bostezos
-Las…6 de la mañana-
-Aprovecha las vacaciones por que cuando entre a la escuela, no vuelvo a jugar contigo de noche- dices abrazándote a mí y recostando tu cabeza en mí pecho.
-Aun quedan los fines de semana~- digo cerrando los ojos
-Tal vez, si es que no invito a una amiga y…- como tenía mi brazo rodeando tu cadera, decido pellizcarte.
-Era broma- ya no te quedaban fuerzas para mantener ni una broma tan simple como esa, empecé a acariciar tu cabello hasta que cayeras profundamente dormida, verte dormir me tranquilizaba y también me daba más sueño. Entrelace mi mano con la que tenias libre, te di un beso en la frente para después caer en un profundo sueño. Mi último susurro hacia ti fue: “Buenas noches…mi pequeña”
Ambas chicas estaban rendidas, el sol estaba saliendo pero ellas apenas estaban empezando a dormir. Quién diría que en este mundo existiría una pareja así, a veces les preguntan cómo es posible que se conozcan si cuando se conocieron ella iba en sexto de primaria y la otra en tercero de secundaria. Nadie pregunta el cómo es posible que la de primaria acorralara a la de secundaria en un baño.
Esa es otra historia, por ahora lo único que les importa a Hitomi & Haruka es mantenerse juntas y no permitir que nada ni nadie las separe.
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