domingo, enero 29

Fragmento I

No comprendo cómo una lectura puede hacer cambiar mi forma de ver las cosas pero al probar la realidad esas ideas se vienen abajo y las anteriores prevalecen.

El sabor de la realidad es amargo y el de mis fantasías es dulce, me gustaría poder tener una realidad agridulce, una donde ellos me parezcan dulces aunque no lo sean. Cuando creí haber encontrado al "él" ideal resulto un error y abandone esperanzas con ellos.

Al retomar mis lecturas mis fantasías cambian nuevamente, se vuelven las de una tonta enamorada de nadie, no tengo a nadie a quien amar ni por quien ser amada. La lectura me llena, me hace sentirme enamorada de alguien que no existe y ese alguien igual me ama pero no puedo vivir de fantasías, necesito sentir, sentir a mi amante para poder satisfacer estos deseos carnales que surgen al pensar tanto en nadie.

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